jueves, 23 de febrero de 2012

INTERPROFESIONAL INOPERANTE, Ángel de Jaime Baró

Ángel de Jaime Baró.
Ex presidente del Consejo Regulador DOCa Rioja.
Vicepresidente del Partido Riojano.

La creación del la Interprofesional del vino de Rioja suscitó, en su momento, mucha ilusión en el sector productor pensando que ello bastaba para conseguir el ansiado equilibrio entre producción y precios, acabando con los habituales y peligrosos dientes de sierra de los mismos que venían produciéndose. Sin embargo, los productores contaban con poca información sobre las posibilidades reales de lograrlo.
Los dirigentes de algunas organizaciones agrarias, esforzados defensores de la implantación de la Interprofesional, desconocían el modelo de Interprofesional vitivinícola que funcionaba con éxito en Francia, conociendo fundamentalmente el modelo de Interprofesional remolachera, que contaba con cuotas y precios establecidos previamente por la Unión Europea, muy distinto de lo que ocurría en el sector vitivinícola.
Los máximos representantes del Gobierno de La Rioja, que conocían, o debían conocer esta diferencia, nunca explicaron a los viticultores la realidad, apoyando firmemente la nueva situación.
Hay que recordar que el éxito de las Interprofesionales vitivinícolas se basa en tres principios fundamentales:
Transparencia de mercado, con contratos escritos obligatorios, y copia para la Interprofesional, que permiten establecer un observatorio vitivinícola con información general y periódica de precios y volúmenes comercializados.
Equilibrio de precios y producciones, por medio de acuerdos pactados entre los sectores en la Interprofesional, que anteriormente obligaban a todos los inscritos. Actualmente dichos acuerdos no se toman en la Interprofesional, pero son recomendados independientemente por cada uno de los sectores, y apoyados por la Administración, siendo prácticamente de general cumplimiento.
Decisiones de consenso, utilizando el sistema de consensos sucesivos primeramente de forma separada en el sector productor y en el comercializador para posteriormente, y de forma conjunta, llegar a un consenso general. En el caso de no conseguirse estos consensos esta previsto un sistema de arbitraje.  Ello hace menos importante el porcentaje de representatividad de cada organización en la Interprofesional, al obligarles a conseguir un consenso, e impide los apoyos cruzados entre organizaciones de distintos sectores, que tanto han envenenado el funcionamiento de la Interprofesional del Vino de Rioja.
También debe mencionarse la norma de alternancia en la Presidencia del sector productor y del comercializador, lo que aporta a las Interprofesionales confianza institucional.
La situación actual de la renovación de la Interprofesional del Vino de Rioja es complicada, su solución es difícil pero no imposible. Pero la Interprofesional seguirá siendo inoperante si no se consiguen los principios fundamentales de funcionamiento a los que hemos hecho anteriormente referencia.
Y no olvidemos tampoco que en otros países las Interprofesionales no tiene competencia en la ordenación y control de las Denominaciones, que es realizado por las Administraciones competentes, lo que aporta seguridad sobre su adecuada ejecución.
El Partido Riojano considera que, si la Interprofesional no cumple con sus funciones propias y su actuación como Consejo Regulador ofrece dudas, nada ha mejorado con la nueva estructura de representación y regulación en la DOCa Rioja.
Por lo que cabe preguntarse, como ya hacen algunos, si no seria conveniente separar la representación económica y la función de regulación en la Denominación en distintos organismos y con diferentes condiciones electivas para dotar de mayor equilibrio y menores tensiones al funcionamiento de la misma.

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